Cual es la temperatura del servicio de los vinos

Hoy queríamos hablar sobre la temperatura del servicio de los vinos, esto suena muy a norma de protocolo y a nosotros el protocolo también nos parece a veces un rollo pero la verdad es que tiene su sentido no es que nosotros seamos muy protocolarios pero hay que reconocer que hay una razón de ser y sobre todo que nos ayudan a disfrutar más de los vinos y quiero insistiros en esta parte de disfrutar más de los vinos porque yo siempre digo que con todo lo que nos cuesta hacer el vino con todo lo laborioso que es el proceso de la viticultura de cuidar de las podas de los tratamientos de las vendimias a mano luego venimos a la bodega, lo elaboramos, lo fermentamos, lo clasificamos, todo lo que nos cuesta venderlo, a veces todo lo que nos cuesta cobrarlo, todo lo que nos cuesta que llega a vuestras copas y que luego por una cosa tan controlable como es la temperatura lo echemos a perder pues la verdad que es una pena así que tenía interés en hacer este post y quería explicarlo muy bien para que os quedará bien claro.

Se trata de cumplirlo a rajatabla no hace falta que vayáis con el termómetro al milímetro mirando si son 16 o 16 con 1 pero si para disfrutar los finos para que sepan más ricos, anotad estas temperaturas y andad siempre en torno a esos grados que os vamos a explicar ahora.

Vamos a explicaros cual es temperatura de servicio de los vinos.

En primer lugar las normas dicen que:

– Los blancos secos y jóvenes se deben servir más o menos en torno a una temperatura entre 7 y 9 grados. la temperatura del servicio de los vinos

– Los blancos con más cuerpo, blancos que tengan crianza aunque los hayas guardado unos años porque sean vinos que merece la pena hacer guardados pues podéis iros a temperaturas entre 9 y 11 grados incluso 12.

– En algunos casos los vinos rosados bien frescos de la nevera en torno a 8 o 10 grados.

– Los tintos más ligeros o los tintos más jóvenes que tengan menos cuerpo que tengan menos color podéis servirlos entre 12 14 grados centígrados o incluso 15.

– En algunos casos los tintos con más cuerpo tintos más intensos que hayan pasado por barrica o tintos que ya tengan unos años que los hayamos guardado un tiempo podéis servirlos entre 14 16 incluso los más viejos podéis llegar 16/18 sin ningún problema.

– Luego vamos con los espumosos los espumosos se sirven muy parecidos a los tintos, pero a mí siempre me gusta ponerlos más fríos, me parece que son más divertidos que son más vibrantes y que se ven con mucha más alegría, así que los espumosos más jóvenes os diría que manejar a una temperatura entre 6 y 8 grados otra vez bien frío de la nevera los espumosos un poco más viejos, un cava, gran reserva, un champán, pueden andar entre 10 12 grados. Ahí no tengáis miedo si estira un poco más la temperatura porque el componente carbónico no es tan importante y entonces realmente vais a notar más todas las sensaciones del vino.

Los vinos generosos, hablamos por ejemplo de los vinos de Jerez quizás los más conocidos en España, no los jereces dulces tipo un pedro ximénez a una cosa así o un amontillado de pedro ximénez podéis servirlos también bien fríos entre 7 y 9 grados. Aquí hay gente que le gusta echar una piedra de hielo no es que sea lo más ortodoxo pero al final mira cada uno que se lo beba como le parece y realmente no le va a hacer nada malo al vino, echar una piedra de hielo, lo va a diluir un poco, si además no es de gran calidad, pues bueno se va a perder un poco de aroma y cualidades, pero si os gusta así pues adelante.

Los generosos más secos pues aquí sí que hay un rango de temperaturas más amplias y eso sí que ya depende un poco de cada uno, a mí el fino y la manzanilla pues me gusta servirlos fríos en torno a 8 o 10 grados, pero es verdad que los vinos como el palo cortado o los en finos los olorosos pues me gusta una temperatura en torno a 15 grados.

Ahora, la segunda parte que quería explicar es por qué utilizamos estas temperaturas. Bueno utilizamos estas temperaturas no porque sea un capricho, sino porque la sensibilidad de nuestras papilas gustativas a estos sabores varía en función de la temperatura, por ejemplo:
El sabor dulce, el sabor dulce siempre se nota más a temperatura más baja, por eso generalmente los postres se sirven fríos, me acuerdo, los helados son fríos por ejemplo y por eso también los vinos blancos o los vinos dulces se sirven a temperatura fría.
La acidez: La acidez también se nota más a temperatura alta por eso los zumos de naranja no los servimos calientes, los pepinillos en vinagre, las cebolletas, tampoco las tenemos calientes y en general los escabeches se sirven fríos, porque el vinagre y los sabores ácidos se potencian a temperatura alta y quedan más sutiles más integrados a temperaturas más bajas, por eso los vinos blancos que tienen más acidez y los vinos rosados que también tienen más acidez se suelen servir a una temperatura más baja, por eso mismo los vinos blancos que tienen más cuerpo que están más viejos, que los hemos guardado unos años y que tienen la acidez ya muy baja, está mucho más suave los podemos servir a una temperatura un poco más alta.
El amargo: Lo mismo nos ocurre con el amargo, el amargo es al contrario que el ácido, el amargo se potencia con las temperaturas bajas por eso el café por ejemplo que es una cosa muy amarga la solemos tomar caliente o el chocolate amargo también se toma caliente, porque se va a mitigar esa sensación amarga y para quedar más integrado por eso mismo los vinos tintos que son más amargos que los blancos o los rosados se sirven a temperaturas más altas y por eso mismo el vino tinto cuanto más viejo, cuanto más años tiene lo vamos a ir poniendo cada vez a una temperatura un poquito más alta y vamos a acabar con el alcohol, que aunque el alcohol en sí no es un sabor sí que provoca una sensación en nuestra boca, una sensación de ardor, una sensación como de quemazón especialmente a temperaturas altas, por eso los whiskies o los destilados en general como un coñac mucha gente lo toma con hielo, lo toma con piedras de hielo o muy frío, el orujo se mete en el congelador, la razón es porque a temperaturas más bajas el alcohol no tiene tanta sensación de quemazón, ni tiene tanta sensación de ardor.

Ya hemos dado unas notas sobre la temperatura de servicio de los vinos, ahora a ponerlo en práctica y veréis que los vinos os sabrán mucho mejor.